Parece estar marcado por una consolidación del poder del Partido Revolucionario Moderno (PRM) bajo el liderazgo del presidente Luis Abinader, quien ganó la reelección en mayo de 2024 con una amplia mayoría. Su gestión, enfocada en estabilidad económica, turismo y una postura firme frente a la crisis haitiana, le ha otorgado un fuerte respaldo popular, con proyecciones de crecimiento del PIB cercanas al 5% para 2025. Sin embargo, persisten desafíos como la corrupción, la desigualdad y la polarización política.
El Partido de la Liberación Dominicana (PLD), otrora dominante, enfrenta una crisis tras su debilitamiento por divisiones internas y la salida de Leonel Fernández, quien lidera la Fuerza del Pueblo (FP) pero no logra superar al PRM. Analistas sugieren que, sin una renovación estructural de los partidos tradicionales, podría surgir un liderazgo emergente para 2032. La democracia dominicana, clasificada como "defectuosa", muestra avances en participación electoral, pero sigue limitada por problemas de transparencia y un sistema judicial débil. En resumen, el futuro político apunta a una continuidad del PRM, con retos pendientes en gobernanza y cohesión social.
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